EEn un estudio sociológico sobre el suicidio en 1897 E. Durkheim, investigò que el suicidio es un hecho social, causado por las condiciones y estructuras sociales, en donde los factores como la religión, estado civil y clase social inciden en su desenlace, màs aùn cuando las sociedades entran en graves crisis o convulsiones.
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Rebecca Johnson, CA, USA
El suicidio desde el enfoque psicoanalítico se entiende principalmente como una manifestación de conflictos internos no resueltos, vinculados a la estructura de la personalidad y a experiencias traumáticas. Freud y otros psicoanalistas postulan que el suicidio está relacionado con la depresión, que a su vez surge de la pérdida real o imaginaria de un objeto amado, generando sentimientos de agresividad, culpa y rabia que se dirigen hacia uno mismo.
En este marco, el suicidio no es simplemente un deseo de morir, sino una agresión dirigida hacia el propio sujeto que puede simbolizar también una hostilidad hacia otro interno o externo, un “asesino tímido” que busca vengarse de ese otro alojado en sí mismo.
La conducta suicida puede manifestarse en diferentes formas: ideación suicida, intentos de suicidio y el acto consumado, todos ellos relacionados con la incapacidad de elaborar emocionalmente conflictos profundos y el dolor psíquico intolerable. También puede interpretarse como una expresión compleja de un sufrimiento psíquico profundo, ligado a pérdidas, conflictos internos y a una agresión que se vuelve hacia el propio sujeto.
Es una joven de 17 años, que vive con su madre, padrastro y un hermano menor. Vive desde hace algún tiempo maltrato y acoso de parte de su padrastro y su madre, pero no hace nada, mantiene una actitud inconsciente de complicidad con su pareja.
Por estos acontecimientos constantes y dolorosos la paciente, ha empezado a labrar una serie de ideas suicidas: ” que ya no quiere vivir, que no le importa su vida a nadie ni a su madre, que para vivir para vivir a asì con ese, prefiere matarse::”
Entre los factores de riesgo para el suicidio identificados en la región están:
– Trastornos mentales como la depresión.
– El consumo y abuso de alcohol, especialmente en hombres
– Normas culturales como el “machismo” que puede restringir la expresión emocional en hombres
– Eventos traumáticos como violencia, conflictos armados, inestabilidad política o crisis sociales
– Problemas familiares y desapego familiar
– Desempleo e inseguridad financiera, especialmente en períodos de crisis económica
¿QUÉ HACER?
Reconocer señales de alerta
Identificar frases o conductas que indiquen ideación suicida, como “quisiera no vivir más” o la planificación explícita de cómo quitarse la vida.
Fomentar la comunicación y el apoyo
No minimizar ni invalidar el sufrimiento de la persona; ofrecer empatía y apoyo incondicional.
No dejar sola a la persona en riesgo y acompañarla de manera respetuosa y solidaria.
Buscar ayuda profesional
Facilitar el acceso a servicios especializados de intervención temprana y eliminar barreras que dificultan la atención en salud mental.
Promover factores protectores
Desarrollar habilidades de afrontamiento y resiliencia, ayudando a las personas a manejar el estrés y las crisis.
Promover la autovaloración, el sentido de pertenencia y la participación en actividades recreativas, deportivas o culturales.
Reducir factores de riesgo
Limitar el acceso a medios letales para el suicidio (armas, medicamentos, sustancias peligrosas).
Abordar y reducir el estigma relacionado con la salud mental y el suicidio, facilitando la búsqueda de ayuda.
Fomentar el autocuidado
Enseñar habilidades de regulación emocional y tolerancia a la frustración, especialmente en adolescentes y jóvenes.
Practicar el autocuidado emocional, reconociendo y gestionando las propias emociones de manera saludable.
Intervención temprana y seguimiento
Mantener el contacto y apoyo continuo, especialmente en momentos críticos o de alta vulnerabilidad.
Promoción y educación
Educar a la comunidad sobre la importancia de la salud mental y la prevención del suicidio, incluyendo la celebración de fechas como el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, el 10 de Septiembre 2025.
